lunes, 8 de abril de 2024

LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 2 (dos)


-¿Te parece que vuelva a calentar agua y ya qué estoy, yo también me tomo un te?-

-¡Dale!- le dije. –Poné medio litro y un saquito, que alcanza para los dos-

Me levanté y también fui a la cocina para buscar otras galletitas dulces.

Mirando la pared del ventiluz que da a la calle pensé que sería bueno sacar esa pintura descascarada y darle una lavadita de cara, como se dice.

Ella miró la pared siguiendo mi mirada: -En cualquier momento se cae un pedazo de revoque en la mesada-.

-¡Ja, Ja! Por las dudas, llevá pronto las tasas a la habitación-.

En la televisión comenzaba el horario de algunos noticieros, una creación humana destinada a recordarnos que las cosas no están bien y que pudieran empeorar.

Me pregunté muchas veces porqué será que no existen programas destinados a exaltar buenas noticias, buenas obras, avances de la condición humana y alentar el trabajo conjunto para una sociedad más equilibrada y feliz.

Si uno se atiene a Chomsky, podría decirse que los medios de comunicación están interesados en llevar un mensaje a las masas que sea adecuado a los intereses del poder político imperante.

Si en cambio pensamos en Foucault, podríamos asegurar que la humanidad avanza lentamente en su desarrollo y eso se hace evidente cuando analizamos la evolución del concepto de anormalidad, según lo expuesto en sus discursos en el colegio de Francia entre 1974 y 1975, conocido como Los Anormales.

Y si seguimos distintas corrientes de autores, tendremos tantas explicaciones o puntos de vista como expositores.

La cuestión es que, cansado de la negatividad de los noticieros (al menos por estos pagos), decidí escuchar un tema musical. Elegí “Tantas cosas buenas” de El Mató a un Policía Motorizado y, evidentemente, no logré mejorar mi estado de ánimo. Y es que la cosa debe ser de adentro hacia afuera.  


… continuará


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