lunes, 8 de abril de 2024

JAMÁS LA VENDAS NI LA COMPRES


R E L A T O S


Las obras de mi autoría publicadas aquí o en otros sitios de la Internet, son de distribución LIBRE y GRATUITA, siempre que sea sin fines de lucro, respetando el texto y citando al autor. Si lo haces, me gustará saberlo. Será un placer que alguien los encuentre útiles para obtener fondos destinados a un fin solidario comprobable como, por ejemplo, ayudar a niños pobres. ¡Que DIOS te bendiga!

"Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente"

LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 5 (cinco)

La cosa es más o menos simple de ver, si se quiere verla.

En apariencia las personas, mujeres y hombres, somos felices con poco, solemos decir: con lo básico. 

Podría concluirse que tener comida, abrigo, un techo, sexo y salud, sería suficiente.

Esto pudiera ser real si fuéramos animales sencillos como la mayoría de nuestras mascotas, por ejemplo.

Más no es así. 

Por favor, tengan presente que estoy simplificando la narración a unas mínimas enunciaciones sin mayor pretensión que exponer algo de manera sencilla, lejos de un tratado sociológico.

Un león mata para satisfacer su necesidad de alimento, come, duerme, tiene sexo, procrea y poco más que ello.

Los animales humanos somos más ambiciosos.

Resulta interesante ver un video en youtube, titulado “Entré al barrio flotante más peligroso del mundo”, en el canal Luisito Comunica. Habla sobre la vida de los habitantes de la llamada Venecia Africana, el barrio flotante de Makoko en Nigeria, la isla artificial más poblada del continente africano (entre los ochenta y cinco mil y doscientos mil habitantes). 

Todos viven en casas erigidas sobre pilotes de madera. Desde luego, en condiciones precarias y con alto grado de contaminación del agua porque los baños, por ejemplo, tienen inodoros o letrinas que desagotan directamente en el lago, como la Venecia italiana pero mucho menos romántico.

Tienen luz eléctrica, escuela, comercios y algún lugar de recreación.

Hasta allí pudiera ser que todos se sintieran relativamente satisfechos con su existencia.

No obstante, tienen en su hábitat grupos delictivos que realizan vandalismo dentro de la propia comunidad y también fuera de ella, dirigiéndose a un puente cercano muy transitado para obstruir la carretera obligando la detención de los vehículos para robarlos y, en ocasiones, secuestrar a sus ocupantes.   

En lo precedente puede verse que las condiciones de vida medianamente satisfactorias para algunos no son suficientes para otros. 

Puede evaluarse, equivocadamente, que la precaria condición social de estos nigerianos justifica su accionar en busca de una mejora o por rebeldía ante su sombrío destino.

Sin embargo, se observa en las personas poderosas del planeta - gente a la que nada les falta – que no dudan en acrecentar sus ganancias, alejadas de toda evaluación que pudiera derramar un poco de bienestar a sus congéneres infinitamente menos favorecidos que ellos. 

O, ¿por qué no decirlo con todas las letras?: todos podemos ver que la gente más rica de la tierra no duda en acrecentar su fortuna aún a costa del mal de muchos.  No veo diferencia sustancial con los vándalos de Makoko.

Quizá - ¡perdonen mi atrevimiento! -, habría que plantearse si la causa fundamental de la desigualdad social en el mundo, pasa por la voraz ambición de los poderosos más que por la actitud de los pobres.

Puede que la respuesta, no se reduzca a esa simple conclusión.


 … continuará


LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 4 (cuatro)

Aconsejan agregar la sal gruesa al agua cuando rompe el hervor; busqué en Google el por qué pero no me parece razón suficiente  que pudiera modificar de manera contundente o significativa la cocción.

De todos modos, eché la sal cuando hirvió el agua. Todos hacemos lo que nos dicen. 

Simultáneamente, tiré un tercio de los tagliatelle y leí en el paquete que demoraban ocho minutos en cocinarse.

Diez minutos después me pareció que aún les faltaba un poquito. Las ofertas son así.

Con la ayuda de la tapa de la olla volqué el agua sobre la pileta y con los lentes empañados persistí en la tarea hasta que calculé que ya no quedaba ni una gota más por derramar.

Por supuesto, sin sacar los fideos del recipiente, les puse un poco de aceite de oliva, mezclé bien y lo llevé a la mesa junto con la bolsita de queso rallado.

La sugerencia del cheff estaba en su punto justo. 

Saboreaba la maravillosa combinación de la pasta con la oliva y el queso hasta que un recuerdo me apartó de mi práctica de la atención plena: 

-La gente es una mierda, papá. Cada día hay menos personas en las cuales confiar. Mirá tu propio caso. Cuando los necesitás, no están todos a tu lado-.

Me entristecí pensando en “mi propio caso” y luego, omitiéndolo me centré en lo más objetivo:

-La gente es una mierda… Cada día hay menos personas en las cuales confiar-.

Como ya mencioné al principio, se me abrieron los ojos. Pero mucho más de lo deseado.

Siempre mantuve en secreto un deseo que, en alguna época, convertí en una súplica diaria: conocer la verdad y aceptarla por triste que fuera – presagiaba el resultado. 

Bajé el tenedor con el bocado de fideos dejándolo reposar en la olla, cerré los ojos.

-Ya no quiero pensar en eso- me dije. 

Pero era tarde para lágrimas. 

El mundo es así desde su origen, solo evoluciona hacia su inevitable fin.


… continuará


LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 3 (tres)

Poco antes de terminar la canción, murmuró:

 -¡Cuánta tristeza en ese tema! El inicio del video me parece que recrea la Piedad de Miguel Ángel o el cuadro de Bellini, ¿Sí? -.

-Es verdad. Seguro pensaron en la Piedad de Miguel Angel. El de Bellini no lo tengo, pero lo gugleo-.

Busqué “Bellini La Piedad” y salió la imagen.

-Sí. Pienso que se parece más al cuadro que a la escultura-.

-Estamos de acuerdo. Lástima que sea un tema tan triste. Pero es la onda de Santiago Motorizado. Me gusta más escucharlo cantar “No Podrás” de Cristian Castro-.

-A mí me gustaría que cantara “Beso negro” de Esfinge-.

Sonrió y nos quedamos mirando por la ventana como estaba el mundo abajo.

Los autos iluminaban el asfalto humedecido por una leve llovizna que había comenzado inesperadamente. Los colectivos dejaban pasajeros que volvían cansados a casa luego de un día de trabajo. Algunos apuraban el paso sorprendidos por las diminutas gotas, otros previsores abrían algún paraguas de mano.

Todo se desarrollaba bajo la intensa luz de la avenida, mientras los locales esperaban a los compradores de último momento.

Lejos, en el horizonte, con el viejo puente que cruza el río como fondo, se veía el anuncio de una tormenta por venir.

-Me voy a casa antes que se largue con todo. Otro día arreglamos y me quedo a comer. Es más, a lo mejor vengo con mi amorcito-.

-¡Dale! Haceme gastar plata vos. Vengan cuando quieran-.

Bajamos hasta la entrada del edificio.

-Avisame cuando llegues-.

Desde allí me quedé unos instantes mirando hasta que doblo la esquina.

Llamé el ascensor y durante la subida pensé:

-Qué bueno que tengo fideos, aceite y queso rallado. ¡Todo resuelto!-.

… continuará


LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 2 (dos)


-¿Te parece que vuelva a calentar agua y ya qué estoy, yo también me tomo un te?-

-¡Dale!- le dije. –Poné medio litro y un saquito, que alcanza para los dos-

Me levanté y también fui a la cocina para buscar otras galletitas dulces.

Mirando la pared del ventiluz que da a la calle pensé que sería bueno sacar esa pintura descascarada y darle una lavadita de cara, como se dice.

Ella miró la pared siguiendo mi mirada: -En cualquier momento se cae un pedazo de revoque en la mesada-.

-¡Ja, Ja! Por las dudas, llevá pronto las tasas a la habitación-.

En la televisión comenzaba el horario de algunos noticieros, una creación humana destinada a recordarnos que las cosas no están bien y que pudieran empeorar.

Me pregunté muchas veces porqué será que no existen programas destinados a exaltar buenas noticias, buenas obras, avances de la condición humana y alentar el trabajo conjunto para una sociedad más equilibrada y feliz.

Si uno se atiene a Chomsky, podría decirse que los medios de comunicación están interesados en llevar un mensaje a las masas que sea adecuado a los intereses del poder político imperante.

Si en cambio pensamos en Foucault, podríamos asegurar que la humanidad avanza lentamente en su desarrollo y eso se hace evidente cuando analizamos la evolución del concepto de anormalidad, según lo expuesto en sus discursos en el colegio de Francia entre 1974 y 1975, conocido como Los Anormales.

Y si seguimos distintas corrientes de autores, tendremos tantas explicaciones o puntos de vista como expositores.

La cuestión es que, cansado de la negatividad de los noticieros (al menos por estos pagos), decidí escuchar un tema musical. Elegí “Tantas cosas buenas” de El Mató a un Policía Motorizado y, evidentemente, no logré mejorar mi estado de ánimo. Y es que la cosa debe ser de adentro hacia afuera.  


… continuará


LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO © Daniel Adrián Madeiro - 1 (uno)



Los ojos se me abrieron a la tarde. Serían las diecisiete o poco más. Lo sé porque acababa de servirme el té.
Venía de años de no reconocer que las cosas son irremediablemente como son, y esto más allá de lo evidente que es ese razonamiento. ¿Quién puede negarlo?
Pero tratándose de la conducta humana, me incliné desde mi adolescencia a pensar (no sé si pensar está bien usado), me sentí impulsado a “creer”, a tener fe en la bondad, en el amor, en que la esperanza es lo último que se pierde.
El mundo puede mejorar, me decía a mí mismo.
Estaba llevándome un scon a la boca cuando me dijo:
-La gente es una mierda, papá. Cada día hay menos personas en las cuales confiar. Mirá tu propio caso. Cuando los necesitás, no están todos a tu lado-.
Y era la verdad. Tenía razón. De lo malo salió a la luz el oscuro fondo del alma humana.
Porque no fue algo que descubrí en un momento calmo de mi vida. Todo lo contrario. Fue en una etapa signada por el dolor a la muerte cercana, a perder la oportunidad de disfrutar el día a día, a mis seres amados, sentir desplomarse mis humildes proyectos. 
Entonces, masticando lentamente el scon, la miré a los ojos para confirmarle con mi mirada que tenía razón.
Y ella asintió y apoyó su brazo sobre mi espalda.
Los dos nos quedamos mirando la taza de te. 
… continuará

RECUERDOS SOBRE JORGE LUIS BORGES




Foto Google





"Sólo una cosa no hay. Es el olvido".





Everness – J. L. Borges



En 1975, yo trabajaba de cadete en una fábrica de camisas en el barrio de Villa Crespo.

El año anterior había egresado del Colegio Nacional "Almafuerte", situado en la entonces pueblerina localidad de Alejandro Korn, en el sur de la Provincia de Buenos Aires.

Allí, a la profesora de castellano que tuve en el segundo ciclo la tratábamos, respetuosamente, llamándola ‘señora de Dubor’.

Un día comenzó a hablar sobre el escritor Jorge Luis Borges. Nos dijo que era una de las personas más ilustradas de Argentina y del mundo, que fue director de la Biblioteca Nacional, que había escrito y publicado varios libros de poemas, cuentos, ensayos y otros más en colaboración, y que era un genio al que su propio país no valoraba con justicia.

Por ese tiempo, yo escribía algunos poemas y me sentía orgulloso de mi facilidad para componerlos.

La voz apasionada de la ‘señora de Dubor’ llenando el aula con el talento de ese escritor inmenso llamado Borges, me enrostró sin saberlo toda mi pequeñez y la inmensidad de conocimientos que me faltaban, si aspiraba a ser como él.

Más tarde comprendí que muchos de los dones de los que los hombres gozan o carecen, son obra del destino. No lo digo en el sentido de un encadenamiento de sucesos predeterminados e insalvables en el que no creo. Me refiero a esa innegable influencia del entorno inmediato y del lejano, sobre lo que resultará nuestro futuro.

Él y yo, pertenecíamos a mundos distintos, como los de un príncipe y un mendigo, reflejando claramente vivencias disímiles, a veces abrumadoramente opuestas.





Borges era descendiente de ilustres antepasados, aprende a leer en inglés antes que en español por influencia de su abuela materna, su adolescencia transcurre en Europa, cursa el bachillerato en Ginebra, Suiza, donde escribe algunos poemas en francés, más tarde entre 1919 y 1921 ya publica poemas y artículos de prensa en España, y luego vuelve a Buenos Aires... y mucho, muchísimo más.

Mi infancia y adolescencia, en cambio, es la del hijo de un humilde obrero y una modista. Cualquiera puede calcular las obvias diferencias en lo que a las bondades de la vida se refiere.

Nunca llegaría a ser como él. Pero nada me libraba de la obligación de ser el verdadero Daniel Adrián Madeiro que podía ser.

Por aquella vehemente exposición de la profesora de castellano, nació mi admiración por la labor de los hombres de la cultura y mi deseo de conocer a Borges.

Leí entonces: "Ficciones", "Para las seis cuerdas", "El otro, el mismo", "El informe de Brodie", "El oro de los tigres".

Había cosas que no comprendía y otras que no conocía. Me maravillaba su copiosa cultura. ¡¿Cómo podía un hombre saber tanto?!.

Cuando no entendía lo que leía, no sólo con Borges, también con otros clásicos que son mucho peso para un adolescente solitario, recordaba un consejo atribuido a Erasmo de Rótterdam. Él decía que cuando no comprendemos algo en su primera lectura, es conveniente no encasillarnos en el intento por develarlo. Aconsejaba seguir adelante, afirmando que en la segunda lectura todo sería más claro.

Algunas veces, me sirvió. Por ejemplo, no conocer el significado de ‘everness’ no me impidió entender el poema. Sólo recientemente conozco, aunque no con certeza, el significado de esa palabra. Aludiría a lo sempiterno; para el caso del poema a una memoria eterna.

Borges era para mí el modelo de escritor, un maestro que me enseñaba como había que escribir las cosas.

Por un breve tiempo, estúpidamente, procuré escribir como lo haría él. Pronto me percaté que mi lugar era admirarlo y aprovechar su ejemplo.

En pocos años yo dejé la adolescencia para comenzar a ser un hombre. Mientras, Borges, estaba más viejo.

En ese 1975, cuando yo trabajaba de cadete en una fábrica de camisas, a él le quedaban sólo once años más por vivir. El 24 de agosto, iba a cumplir 76.

Poco antes de esa fecha me tomé el trabajo de conseguir su teléfono. Pensé que como se trataba de un hombre sumamente importante no lo ubicaría en la guía. Así fue, no había un teléfono a nombre de Jorge Luis Borges. Pero si de su madre, Leonor, en el 994 de la calle Maipú donde vivía.

Para su cumpleaños lo llamé. Atendió una voz femenina y formal, que presumí sería la señora María Kodama. Me preguntó quien le quería hablar. Dije la verdad: Daniel Madeiro.

Por supuesto, él no me conocía. Estaba seguro que me despedirían cortésmente tomándome un mensaje.

Yo estaba equivocado. La voz serena y tímida de Jorge Luis Borges resonó del otro lado del teléfono.

Me preguntó quien era, le reiteré mi nombre y le dije que era su admirador, que me parecía maravilloso lo que escribía, que yo componía poemas y cuentos y que le agradecía enormemente su atención frente a mi atrevimiento.

Me dijo que él no podría verme pero que yo sí visitándolo en un café de la Galería del Este al que iba a diario y, entonces, escucharía mis escritos. Nunca me animé.

Aquella fue una conversación breve pero inolvidable.

Sentí, y aún siento, que Borges no era presumido, que era un buen hombre. No me habló desde las alturas. Me trató con respeto, simpleza y sincero agradecimiento por el llamado.

¿Cuántos hombres notables, cultos y extensamente galardonados prestan oídos al llamado telefónico de un desconocido?.

Más tarde, en 1980, trabajé como empleado administrativo en el Club Español de Buenos Aires, a una cuadra de la famosa Avenida de Mayo.

Allí lo vi, acompañado de María Kodama, brindando una exposición sobre Ricardo Güiraldez en el salón del primer piso. Recuerdo que le bajó la presión y le acerqué un coñac.

Tenerlo frente a mí fue maravilloso. Aquel hombre anciano, ciego e indefenso, restableciéndose sobre una silla, era para mí, sin ninguna duda, el escritor más grande de Argentina.

No hubo más encuentros.

El 14 de junio de 1986, Jorge Luis Borges muere en Ginebra.

Me perece importante transcribir el detalle de algunas de sus obras. Borges escribió en poesía: Fervor de Buenos Aires, Luna de enfrente, Cuaderno San Martín, El hacedor, Para las seis cuerdas, El otro, el mismo, Elogio de la sombra, El oro de los tigres, La rosa profunda, La moneda de hierro, Historia de la noche, La cifra, Los conjurados; En ensayo: Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza, El idioma de los argentinos, Evaristo Carriego, Discusión, Historia de la eternidad, Aspectos de la poesía gauchesca, Otras inquisiciones, El congreso, Libro de sueños; En cuento: El jardín de los senderos que se bifurcan, Ficciones, El Aleph, La muerte y la brújula, El informe de Brodie, El libro de Arena; y decenas de trabajos con otros autores.

En diciembre de 1996 se me ocurrió ponerle música a ocho de sus poemas: "La luna", "1964 II", "Edgar Allan Poe", El suicida", "Buenos Aires", "Everness", "Un patio" y "Milonga de los morenos", y así lo hice.

También me animé a enviarle el casete con los ocho temas y una nota a la sede en Buenos Aires de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges.

No soy músico profesional ni tampoco un buen cantante, por lo que descuento que, más allá de mis buenas intenciones, las composiciones enviadas no resultaron atrayentes.

De todos modos fue una experiencia que me permitió manifestar, a través de la música, mi admiración por Borges.

Hoy estoy usando este escrito e Internet, esa "vasta Biblioteca contradictoria" como instrumentos para mi homenaje.

"La Biblioteca Total" es un ensayo aparecido en la revista literaria Sur en 1939, donde podemos leer:

"Lewis Carroll... observa en la segunda parte de la extraordinaria novela onírica Sylvie and Bruno –año 1893- que siendo limitado el número de palabras que comprende un idioma, lo es asimismo el de sus combinaciones posibles o sea el de sus libros. "Muy pronto –dice- los literatos no se preguntarán, ‘¿Qué libro escribiré?’, sino ‘¿Cuál libro?’".

Muchos son los que ven en ese ensayo, un anticipo de lo que hoy es Internet. Quizá su final sea el que nos brinde una descripción muy aproximada:

"Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo confunden como una divinidad que delira".

Sí, Internet es la "vasta Biblioteca contradictoria" que nos obliga a tener con ella la prudencia de los antiguos griegos ante sus coléricos y cambiantes dioses.

* * * * *

Cuando comencé a escribir este trabajo, no tenía la certeza de lo que diría; sólo sabía que deseaba escribirlo.

Siento que necesitaba contar que admiré y admiro a Jorge Luis Borges; que en mi experiencia personal me quedó la certeza de haber conocido a un buen hombre; que en el país donde nací y vivo, Argentina, muchos ven en él sólo un burgués intelectual y ante eso se privan de leer escritos maravillosos; y que estoy seguro que los escritores noveles debemos aprender mucho de él, como de tantos otros grandes.

También quiero copiar un poema suyo. Creo que refleja una dolorosa experiencia personal de Borges, una tristeza profundísima que, humildemente, siento que lo acompañó hasta el último de sus días.



1964 II (de "El otro, el mismo")



Ya no seré feliz. Tal vez no importa.

Hay tantas otras cosas en el mundo;

un instante cualquiera es más profundo

y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una

oscura maravilla nos acecha,

la muerte, ese otro mar, esa otra flecha

que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste

y me quitaste debe ser borrada;

lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo me queda el goce de estar triste,

esa vana costumbre que me inclina

al Sur, a cierta calle, a cierta esquina.



Cada vez que lo leo, me imagino el apagado rostro de los que jamás lograron abrazar la felicidad.

Que te importe ser feliz.



Daniel Adrián Madeiro

Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.

MANUSCRITO CLANDESTINO




Foto Google





Jesús les dijo... -Conocerán la


verdad, y la verdad los hará libres...


Ellos le contestaron... -¿Cómo


dices tú que seremos libres?.





San Juan 8:31-33



La inesperada muerte de nuestra eminente colega la Dra. Catalina Jewell, aconteció mientras estaba viviendo uno de los momentos más apasionantes de su carrera.

Arqueóloga, filóloga, entusiasta bibliógrafa y profesora de la cátedra de historia del Oriente Cercano en la Universidad de Francia, hasta fines del año pasado, era una agradecida al saber que la vida le daba cada día.

Tuve el honor de integrar junto a ella una parte del equipo que efectuó la revisión definitiva del contenido de las tablillas encontradas en el yacimiento de Mari.

Allí nos conocimos. Desde entonces, junto a otros colegas hemos mantenido una copiosa correspondencia, acompañada de esporádicos y felices encuentros personales con motivo de alguna conferencia o exposición en la que aprovechamos también para distendernos un poco e ir a cenar o al teatro.

Que una mente tan lúcida como la de Catalina, que esa persona llena de conocimientos, de empuje, de un espíritu siempre abierto a la investigación, haya muerto a los cincuenta y cinco años, es una cruel injusticia. ¡Tenía tanto para dar!.

Y la muerte la encontró trabajando.

Hacía unos meses atrás nos había convocado a todos sus colegas amigos, al que llamábamos el G7: Filomena Roux, Marta Spanos, Nicolás Batista, Maurice Basil, Alejo Petetta y yo, en su oficina del Museo Bíblico y Casa de Altos Estudios de Arameo de Clermont-Ferrand. Fue la última vez que nos vimos.

Desbordaba de alegría y no era para menos.

Nos acercó a su caja de seguridad en el museo y nos mostró el manuscrito.

-Esto que están viendo es un fragmento de lo que podría llamar un antecedente de los evangelios. No sólo de los conocidos, también de los apócrifos. Todavía no pude traducirlo por completo. Sin embargo, algunos elementos claros en el manuscrito como la mención del relevamiento de su cargo de Poncio Pilato y los análisis de carbono y demás, coinciden en ubicarlo como emitido alrededor del año 36 de nuestra era.

Lo relativamente poco que pude traducir hasta ahora es motivo suficiente para convocarlos y adelantarles que se trata de un documento que requerirá cautela. Quedan al descubierto en él algunas situaciones que no sé como tendré que manejar. Permítanme tomarme la licencia de no darles otro dato más que ello.

Simplemente deseaba que vieran el original. Por supuesto, también saqué fotos para cada uno de ustedes y un detalle computarizado donde se puede apreciar el texto completo. Les adjunté todos los análisis realizados y algunos fragmentos traducidos para que puedan apreciar la línea de trabajo con la que me estoy manejando.

Les pido que me ayuden realizando cada uno su aporte sobre este manuscrito. Tienen mi promesa de que trabajo día y noche para terminar la traducción y en cuanto ello suceda, les enviaré a cada uno el texto acabado. Después nos volveremos a reunir-.







No tuvimos la dicha de volver a ser convocados por ella.

Fue encontrada muerta en su dormitorio hace dos semanas. Nos han dicho que se trató de un paro cardíaco.

Reunidos con motivo de su sepelio, nosotros, sus amigos, resolvimos divulgar su última carta.

Ella terminó la traducción y, como había prometido, nos envió el texto completo con los avales técnicos de su labor.

Creemos que es nuestra obligación hacer público este documento. La honra necesaria a la memoria de nuestra amiga, la Dra. Catalina Jewell, así nos lo dicta y el carácter trascendental de lo informado en el manuscrito no debe ser ocultado.

Este antiguo texto muestra otra realidad, una narración diferente sobre hechos conocidos, que nos abre una puerta hacia un lugar que hasta ahora no habíamos sospechado.

Entendimos porqué nos habló de manejarnos con prudencia, con cautela.

Pero debe conocerse.

Cada uno de los seis que quedamos lo hará por distintos medios.

Yo utilizaré este.

Léanlo con atención y, si lo valoran con justicia, verán que la investigación científica, en este campo particular, recién empieza y no debiera ser acallada.





MANUSCRITO TRADUCIDO POR LA DRA. CATALINA JEWELL



Por la noche el traidor, Iscariote, guió a los guardias hasta la casa donde estábamos reunidos con Jesús.

Al verlo, todos quedamos atónitos.

Por detrás de la puerta Jesús pudo distinguir el rostro del delator.

-¿Qué significa esto?- le increpó.

De inmediato uno de los guardias tomó prisionero a Jesús...



(sigue una línea ilegible)



...Yo saqué mi espada pero la mirada de nuestro líder me hizo comprender que era mejor que conserváramos nuestras vidas.

Rápidamente, todos huimos.

Más tarde, desde lejos, vimos a Iscariote custodiado por unos soldados, recibiendo dinero de mano de los sacerdotes del templo.

Alguien nos dijo que en el patio del palacio del procurador Poncio Pilato se encontraba Jesús.

Nos dolía terriblemente conocer lo que le estarían haciendo y lo que le esperaba sin remedio.

¿Qué podíamos hacer?. Siendo tan pocos y sin contar con su inteligencia y su...



(sigue una porción dañada en el original)



La noche fue larga.

Pilato, orgulloso de su cacería, llamó a los principales del templo, a los sacerdotes, a los fariseos y a los ancianos. También se acercaron algunos del pueblo, muy pocos.

Se instaló frente a los presentes y les gritó: -Me han traído un caso para juzgar. Una pieza valiosa me ha sido entregada. Un hombre que pretendía reemplazarme. He oído que algunos quieren hacerlo rey de los judíos-.

Sólo yo había quedado allí, a cierta distancia, para escuchar y ver lo que pasaba. A esa hora mis compañeros, el resto de los que seguíamos a Jesús, se habían alejado.

Pilato sonreía desafiante.

Un joven me sorprendió tocándome el hombro: -Yo te conozco. ¿Tú no eres uno de los que estaba al lado de Jesús cuando él estuvo en el templo?-.

Me hubiera gustado decirle la verdad pero lo negué; lleno del mayor dolor del mundo dije que no lo conocía.



(siguen dos líneas ilegibles)



-¡Guardias!.Traigan al reo y preséntenlo ante la multitud-.

Un profundo silencio inundó el lugar donde estaban los sacerdotes, los ancianos y algunos del pueblo.

Un hombre duramente azotado, exhibiendo profundas y sangrientas heridas, sin fuerzas para sostenerse en pie y con una corona de espinas sobre su cabeza, quedó frente a todos nosotros.

-Eh aquí- dijo Pilato -a Jesús al que algunos pretendían encaramar como rey de los judíos. Ya lo he coronado yo y sin duda también lo elevaré cuanto se merece-.

El amado rostro de nuestro líder semejaba el de un espectro; su hermoso cuerpo, lleno de moretones y sangre, estaba muy lejos de ser aquel que tantas otras veces le había permitido escapar de sus perseguidores.

Yo seguía todo desde alguna distancia.

La congoja me apretaba el pecho.

¡Cómo hubiera deseado sacar mi espada y liberar a mi dignísimo guía!.

A lo lejos divisaba unos soldados en el patio del palacio que estaban echando suerte sobre la ropa de Jesús.

Se acercaba la madrugada. Poco antes de que cantaran los gallos dos mujeres se me acercaron, tal como antes lo había hecho el muchacho, para preguntarme si yo era del grupo del prisionero. –¿Estaría aquí si lo fuera?. No, no lo soy-.

Sentí repugnancia por mi cobardía y me alejé a un lugar oscuro para llorar.

Cuando era la hora...



(sigue una línea ilegible)



Poncio Pilato desafió a los presentes: -Yo ya decidí el castigo para este preso. Pero quiero que sean ustedes mismos los que dicten la pena. Quiero escuchar la condena desde sus propios labios-.

La gente del pueblo miraba la escena con frustración.

Pilato siguió: -¿Quieren que libere a este que algunos de ustedes llaman Jesús, el rey de los judíos, o lo condenan por sublevarse al poder que represento?.

A un silencio que pareció durar una eternidad, le siguió un murmullo de olor conspirativo.

Después, casi al unísono, todos gritaron: -¡Crucifícalo!, ¡Crucifícalo!-.

Tras escuchar complacido la condena Pilato tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: -¡Yo soy inocente de la sangre de éste! ¡Ustedes han decidido!-.

Enseguida lo entregó a los soldados y estos le pusieron unos trapos a modo de capa y lo reverenciaban burlándose de él: -¡Salve, rey de los judíos!-

Lo pasearon por el pueblo para que todos lo vieran y le llevaron hasta el lugar de las crucifixiones, llamado Gólgota.

Como era costumbre, antes de crucificarlo le ofrecieron beber una mezcla preparada con vino y yerbas para adormecerlo y evitarle en parte la conciencia del dolor. Fiel a su conducta, Jesús se negó a beber vino.

Buscando afrentar todo mérito posible a su labor por la libertad de Israel, lo clavaron en una cruz levantada entre medio de dos ladrones

Sobre su cabeza pusieron un cartel: -Este es Jesús Barabbas, el Rey de los Judíos-.

Muchos de los que pasaban frente a él decían: -A otros salvo y nadie tuvo el valor de salvarlo a él-.

Jesús movía sus labios. Quizá estuviera rezando.

A las cinco de la tarde el cielo estaba sumamente oscuro presagiando un diluvio.

Barabbas gritó muy fuerte y murió.

Desde entonces y hasta el día de hoy, con nuestro líder muerto y nuestra pequeña fuerza dispersa por el miedo, poco es lo que pudimos hacer contra los romanos.

Hace ya tres años que murió Jesús y uno que Pilato fue relevado de su puesto.

Esto último apaciguó, al menos momentáneamente, los ánimos revolucionarios de mi sometido pueblo judío.

Han surgido algunos grupos pacifistas que anhelan llegar a un razonable diálogo con nuestros conquistadores.

Uno de ellos, con algo más de un centenar de seguidores, sostiene que la lucha de nuestro líder Jesús Barabbas procuraba ese mismo fin, rechazando métodos violentos que sólo toleró con la esperanza de disuadirlos en el futuro. También le atribuyen muchos refranes y sermones que en realidad provienen de una secta ascética llamada esenios.

La situación general ha tomado otro color.

Recientemente, surgió un judío muy instruido, originario de la ciudad de Tarso. Fue discípulo de Gamaliel, el nieto de Hillel. Se le escucha decir que una aparición de mi líder se le presentó camino a Damasco y que le pidió que se una a ese centenar de personas que predican un Jesús en busca de paz con los romanos. Muchos se están sumando a este nuevo movimiento.

Quién sabe como terminará este nuevo rumbo que tomaron los hechos.

Quizá convenga a Israel el crecimiento de este grupo pacifista y evite un indeseable derramamiento masivo de la sangre de mi pueblo.

Mi nombre es Cefas, la piedra, y doy testimonio de la veracidad de todas estas cosas.

Sé que Jesús Barabbas quería la libertad del pueblo; pero en la cruz Pilato puso fin a sus sueños.

Puede parecer una locura pero me pregunto si yo mismo no podría contribuir a enaltecer de algún modo su nombre y su recuerdo sumándome a la propuesta del hombre de Tarso y sus seguidores pacifistas.

Si esto es obra de los hombres, tendrá fin; pero si es obra de Dios, no podrá ser destruida.



Daniel Adrián Madeiro



Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.

INVITACIÓN




Foto Google





Aquel árbol, por ejemplo, tiene doscientas ochenta y cuatro ramas.


Sabiendo que cada rama tiene como promedio trescientas cuarenta


y siete hojas, es fácil concluir que aquel árbol tiene un total de


noventa y ocho mil quinientas cuarenta y ocho hojas.


¿No cree, amigo mío?





El hombre que calculaba – Malba Tahan





Querido Amigo:



Decidí escribirte esta carta aprovechando el hecho que estoy vivo, circunstancia ineludible a la hora de escribir o ejercer cualquier actividad de la esfera humana.

Sobre esta base, que estoy vivo, deducirás fácilmente que nací.

Reconozco que mi memoria no recuerda ese acontecimiento. Pero me atrevo a no dudar que esto acaeció, dada la confianza que me inspira el relato sobre el particular que me han brindado mis padres.

Según ellos me cuentan, habría sido el día 6 de junio del año 1957.

Si tomo como punto de partida para el cálculo de mi edad esa fecha, puedo asegurar que tengo “X” cantidad de años.

Sin embargo, me entero hace ya mucho tiempo atrás, el individuo que hoy soy “Yo” proviene de la unión de un espermatozoide de mi padre con un óvulo de mi madre. Ello generó una célula microscópica, que luego fue dos, después cuatro, y así sucesivamente, hasta que crecí a un tamaño que obligó a mi madre, en cuyo vientre se desarrolló este proceso, a expulsarme de su cuerpo de un modo bastante agresivo.

Pero, volviendo al tema de mi edad, sucede que, en definitiva, yo soy o comienzo a ser a partir del mismo momento de la gestación; cuando papá y mamá hicieron lo que ya sabemos.







En ese mismo instante se hizo la primera célula que terminaría por ser “Yo”.

Jamás otra, sino sólo esa primera célula podía ser “Yo”. Si se hubiera destruido, “Yo” no existiría.

Entonces: ¿Cuál es mi edad? Mi edad exacta es “X” más nueve meses aproximadamente.

¡Y, sí! me siento un poco más viejo que muchos de los que nacieron el mismo día, mes y año.

Se trata, sin ninguna duda, de una cuestión de conciencia. Soy consciente, por el análisis de la realidad, de mi primer momento de existencia; luego, soy nueve meses mayor que el resto.

La cuestión, amigo, es que el motivo de esta carta es invitarte a mi cumpleaños.

Comprendería perfectamente que, después de mi introducción, estés pensando que no corresponde que lo celebremos el 6 de junio.

¡Tienes toda la razón!

En tal caso, dejo a tu criterio evaluar entre esa fecha o el 6 de septiembre. Esta última sería la correspondiente a la del primer momento de mi gestación. Nueve meses antes de nacer; el día que papá y mamá...

Confío en que sabrás disculparme la dificultad que representa para mí establecer la certeza sobre ese día tan particular.

En definitiva la fecha de alumbramiento es verificada por una cantidad respetable de personas: los padres, el médico, la partera, algún pariente o vecino. No pasa igual con la de gestación. Sucede que si nuestros padres se relacionan a diario ¿Cómo establecer fehacientemente cuando se produjo el hecho que nos interesa?

Dejo en tus manos la tarea de informarme en cual de las dos fechas prefieres venir.

Avísame, por favor, no quisiera hacer los preparativos y quedarme comiendo y bebiendo sólo.

Además no eres el único invitado y tenemos que ponernos todos de acuerdo en una fecha o al menos armar dos grupos bien definidos.

Sé que entenderás mi preocupación del mismo modo que yo entiendo la tuya.

Y tanto es cierto esto último que ahora mismo caigo en la cuenta de que tú bien podrías no estar tan interesado en celebrar mi nacimiento como lo estoy yo.

Es indudable que tu propio nacimiento es importante para ti y tus padres pero ¿Por qué debiera interesarte el mío, siendo que no somos parientes?

Siendo como somos amigos, pudieras tomar como criterio que para ti yo nací el día en que tú me conociste. Que yo ya existiera desde antes es lo de menos. No existía para ti. Aparecí en tu vida el 29 de Noviembre.

¿Te parecería mejor establecer esa fecha como el día en que ambos nacimos el uno para el otro? Yo no lo vería nada mal.

Tienes razón, esa es nuestra fecha en común, la que nos importa a ambos, la que nos marcó para toda la vida.

¡Bien! Entonces te espero el 29 de noviembre. Tú me dirás a que hora.

Prefería que fuera por la tarde para no terminar la reunión muy entrada la noche. No sé que día cae y si al siguiente hay que ir a trabajar mejor no trasnochar.

Quizá exista la posibilidad de que ambos podamos tomarnos libre el siguiente.

Si así fuera me escribes para congeniar.

No estaría nada mal la idea y, de ser así, no haría falta que fuera a la tarde. Vienes a cenar directamente y luego nos vamos a tomar unas copas por allí con otros amigos que quieran celebrar con nosotros. Aunque no sé si les interesará festejar algo que no les incumbe.

Pero esto no importa. Esa es una cuestión que ellos deberán decidir.

Espero tu respuesta.



Daniel Adrián Madeiro



Copyright © Daniel Adrián Madeiro.

Todos los derechos reservados para el autor.

lunes, 11 de febrero de 2013

NAUFRAGIO DE LA ESTIMA

Foto Google


"¿Qué es la pobreza?. La pobreza es hambre. La pobreza es falta de techo bajo el cual resguardarse. La pobreza es estar enfermo y no poder ser atendido por un médico. La pobreza es no poder ir a la escuela y no saber leer. La pobreza es no tener trabajo, tener miedo al futuro y vivir día a día. La pobreza es perder a un hijo debido a enfermedades relacionadas con el agua impura. La pobreza es impotencia, falta de representación y libertad”. (Texto extraído del sitio: http://worldbank.org/poverty/spanish/mision/ Grupo del Banco Mundial).

Hace tiempo que aprendimos a no preocuparnos por nuestras carencias.
Todo comenzó cuando quedé sin trabajo.
Al principio los pocos ahorros que teníamos permitieron cubrir algunas necesidades básicas. Pero ahora, no. Hace tiempo, no.
Sin embargo nos adaptamos bien a este cambio profundo. Nuestra vida se modificó notoriamente. Ya no la vivimos desde un enfoque material. Tampoco espiritual. Acordamos que es mejor no vivirla de ninguna manera.
Tomamos la iniciativa de darle otro valor a nuestra suerte y sus caprichos.
A esta altura, no puede decirse que seamos infelices ni lo contrario.
Las miradas sobre nosotros muestran cosas distintas: dolor, extrañeza, indiferencia, amor, compasión, inquietud, temor.
Mis hijos, mi esposa y yo, estamos de acuerdo con nuestra forma de enfrentar este desafío. Sabemos que vamos en la dirección correcta para darle un corte.
Ante las actitudes de terceros recordamos los gestos y sonidos que realizábamos cuando reíamos y hacemos eso. Ayer nos reímos de todos desde que se hizo de noche hasta que alguien nos tiró una botella vacía que se estrelló cerca del menor.
Todos los días salgo a no buscar trabajo para no frustrarme.
Con mis hijos y mi mujer vamos a no comprar frutas, verduras y carnes. Cuando nos dejan, entramos en supermercados o almacenes y no compramos absolutamente nada, para no sentirnos mal.
Estuve visitando un banco y averigüé que para no pedir un crédito ni abrir ninguna cuenta de ahorros, tengo las condiciones apropiadas. Pero, no atienden bien ahí. La seguridad me creyó un ladrón. Y yo, entre otras cosas, tampoco soy un ladrón.
Suelen confundirme a menudo. Cuando me quedo en la puerta de una escuela, algunas maestras me preguntan si tengo hijos allí. Y, no soy un padre con hijos en la escuela. Ni con esposa en la peluquería, ni con familia en una casa.
Hay muchas cosas que nosotros no somos: no somos gente de calzado en los pies, de ropa sana, de pelo limpio, de rostro alegre, de mirada esperanzada.
Tenemos muy bien organizada nuestra rutina: por la mañana, revisamos que no falte ninguna de nuestras inexistencias depositadas en la vereda, y tranquilamente nos preparamos para disfrutar el no desayuno.
Al mediodía mi mujer ha optado por no cocinar todo lo que no tenemos para que podamos saborear nuestra abundante nada.
Por la tarde no merendamos y por la noche ya no cenamos.
Creemos que vamos bien. Si todo se da como deseamos pueda ser que pronto le hayamos puesto fin a esta situación y logremos disfrutar de una verdadera no-existencia.
 
Daniel  Adrián  Madeiro


Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

VARIEDAD DE PROFILAXIS

Foto Google


Alguien tiene que hacer el trabajo sucio.
Digo esto a manera de una explicación que, en realidad, no me parece que deba dar y que es, a mi juicio, apartada de toda verdad.
Pero las personas son tan contradictorias que quizá alguno me critique y entonces, bueno, comenzar diciendo: alguien tiene que hacer el trabajo sucio, es una manera de justificarme.
Ya lo mencioné,  yo no lo siento así. Además, nadie me querrá justificar.
¡No importa! ¡Estoy orgulloso de mi función!
Considero que haré el trabajo limpio, la higiene del lugar, una variedad de profilaxis.
El problema es que nadie entenderá el profundo bien que encierra mi faena, cuanta tranquilidad deberá agradecer el mundo a mi destino expurgador.
Con ligereza y arrogancia, las mayorías me transformarán en un monstruo.       ¡Que se pudran!
Ojalá esos miopes charlatanes hubieran nacido con más amplitud de miras.
Yo estoy orgulloso de mi extensa misión.

¡Si ustedes pudieran verlo!
El chiquito tiene los ojos claros como su pobre madre; una mujer débil, sin carácter.
Está temeroso pero la voz de su padre pesa sobre él.
Allí va, rumbo al sillón para posar para la foto.
¡El niño más bonito y angelical de Braunau am Inn! - cuchichearán las amigas y vecinas al ver su retrato.
Sin dudas: una hermosa criatura a los ojos de todos.
Pero... es una bestia potencial, un vicario del infierno.
El potente disparo del flash que lo plasmará sobre el negativo me recuerda los destellos de mi premonición.
El fotógrafo dice que ya está.
Todos festejan.
El niño ríe de la mano de su madre.
La familia pasará este día en paz hasta la medianoche.

Repetidas veces me veo obligado a refrenar la culpa que quiere detenerme.
Si no cumplo con mi deber, entonces si seré verdaderamente un criminal, un asesino de millones.
Ahora que la casa duerme, que hace una hora nació un nuevo día, ahora debo tener firmeza frente a ese niño dormido llamado Adolf Hitler.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

DEL ANGELITO

"Niños de la calle" - Ivan Lizarraga


El ángel estaba sobre la vereda.
Primero, de pie.
Disimulaba su presencia haciéndose pasar por un niño pobre, sucio, cubierto de andrajos. De esos que parecen drogados, que se limpian el moco con las manos, que a veces roban los celulares o cadenas a los descuidados, que piden monedas a los transeúntes o a los soñolientos pasajeros de los colectivos.
¿Qué necesidad podía tener de recibir monedas?
El ángel se hacía pasar por uno de esos pobres niños pedigüeños... y lo hacía muy bien.
Avanzaba lentamente, saltando sobre una sola pierna. La otra presentaba manchas rojas y negras junto a algunos cortes. Nos quería hacer creer que le dolía.
Ponía cara triste y asustada, mezcla de desesperanza y un dolor agudo en el estómago.
Y así siguió un rato.
Después, poco después, se desplomó lento sobre uno de los charcos que dejó la lluvia.
Creo que dijo algo ininteligible. Quizá se trató de una exclamación aparentando un gemido.
¡Que escena!
Lo rodeamos para ver con que otra cosa nos sorprendería.
¡Qué hermosa fue su última mirada!
¡Qué perfecto su pausado entornar los ojos hasta apretarlos fuerte y morir!
¡Qué bueno saber que sólo se trataba de un angelito actuando y poder vivir con la conciencia en paz!

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

EL GALLITO CARLITOS PLUMIN

Foto Google


El cielo estaba poniéndose todo rojo. Como tú cuando te descubren haciendo alguna travesura.
¿Qué había hecho? ¡Nada!.
Lo que pasaba, simplemente, es que estaba atardeciendo.
¿Miraste hacia arriba en las tardes?. Hazlo. Un poquito antes que se haga de noche, mira el cielo cuando se esconde el sol. Verás que parece como pintado de un color rojo anaranjado. ¡Es algo hermoso!.
Bueno, eso es lo que estaba pasando cuando Carlitos Plumin, el gallito, se puso a cantar enloquecidamente.
¿Un gallo cantando al atardecer?.
Sí, al atardecer.
Siempre hacia lo mismo. A él le gustaba cantar a esa hora del día.
-Todos los gallos que conozco cantan por la mañana - decía - ¿Por qué?, ¿No se dan cuenta que despiertan a la gente?. Tenemos que cambiar. ¡Es tan bonito cantar al atardecer!. En lugar a despertar a los hombres para que vayan a trabajar, yo les anuncio que pronto vendrá la noche y con ella el descanso. ¿No es mejor?-.
Y así lo hacía. Durante cinco minutos la cantaba a la salida de la luna, parado en la punta más alta del gallinero.
Las gallinas murmuraban: -Es un loco, pero ¡Es tan lindo!-
Los viejitos del barrio protestaban: -¡Cállate gallo loco!. Hace rato que amaneció-.
La gente grande más joven comentaba: -¡Que caso extraño este gallito!-
Los chicos sólo se reían.
Plumin tenía la cresta toda roja y levantada. Su traje de plumas estaba matizado de blanco, amarillo y marrón. La cola era bien erguida y blanca como la leche. Su mirada tierna pero segura.
Las gallinitas estaban orgullosas de su gallito. ¡Era tan vistoso!.
Y no sólo eso, también era muy amable. Jamás las maltrataba. Siempre las tenia cerca suyo. Un día picoteaba maíz con una, otro día con otra y así quedaban todas contentas.
Incluso si alguna gallinita tenia pollitos, él la ayudaba en la educación de los pequeñuelos. Les enseñaba a elegir las semillas chiquitas ocultas bajo el pasto, a raspar la tierra en busca de lombrices, a sacarse los bichitos entre las alas y las patas y, por supuesto,  a hacerle caso siempre a mamá gallina.
Era muy especial. Se distinguía de otros gallos.
Todos en el gallinero lo querían muchísimo.
-¡Qué lindas y dulces son las gallinitas que andan por aquí! –decía.
-¡Ah!, ¡Qué palabras tan galantes y hermosas, Don Plumin!- suspiraban las gallinas.
-¡Qué lindo es ver a los pollitos portándose bien y aprendiendo cada día más para lograr ser buenas gallinas y gallos cuando crezcan!, ¡Estoy orgulloso de ustedes pequeños! –comentaba.
-¡Y nosotros estamos orgullosos de nuestro gallito!- gritaban los polluelos.
Así pasaban los días y gracias a las buenas costumbres y la alegría que naturalmente caracterizaba a Carlitos Plumin, su fama y su modo de ser trascendió por otros corrales.
Hasta vacas, ovejas y caballos comenzaron a copiar su ejemplo. Se trataban dulcemente, se ayudaban, no olvidaban ser agradecidos con sus pares y con la vida.
Tanto cambió todo gracias a su constante invitación a hacer las cosas bien que una tardecita, cuando Carlitos Plumin se puso a cantar como siempre, todos los vecinos se pusieron de acuerdo y, desde ese día, se juntan para escucharlo y aplaudir su maravilloso canto.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

COMO NACIERON LAS BUFANDAS

"El resfriado de la jirafa" (Juan Manuel Montiel -2007)


Las  niñas y los niños que viven en la selva saben que a las jirafas, especialmente a las que tienen el cuello tan largo como un palo de escoba, les gusta mucho ponerse un adorno.
Y ¿Saben que se ponen?, Yo se los voy a contar.
Algunas usan corbatas muy anchas con rayas, otras se ponen pañuelos de seda muy suave con dibujos, y otras se colocan moños de colores azules, rojos, amarillos, verdes, naranjas.
Como las jirafas son muy lindas, cualquier cosa que se pongan en el cuello les queda divertido.
Además no las tienen que comprar, ¿Por qué?.
Porque en la selva todos los animalitos colaboran, cada uno un poquito, para confeccionarles los adornos.
Las telas para los pañuelos, las corbatas y los moños, las hacen unas arañitas que tejen muy bien. Se las suele ver moviendo muy ligero sus bracitos para atar finos hilos de seda unos con otros.
Las serpientes se encargan de dibujar hermosos arabescos sobre los pañuelos, contorneándose de aquí para allá.
Para decorar las corbatas con rayas, son las cebras las que prestan su ayuda y experiencia.
Los moños son coloreados por unos lindísimos pájaros con colas muy largas. Ellos pintan usando plumas de colores que agarran con el pico.
Quizá ustedes nunca vieron una jirafa con corbata, moño o pañuelo. ¿Saben por qué?. Lo que pasa es que aquí viven en el zoológico. Como va mucha gente que ellas no conocen les da vergüenza adornarse.
Pero en la selva es distinto. Allí están con animalitos amigos. No sienten vergüenza y se ponen de todo en el cuello. A ellas les gusta que sus amiguitos les digan cosas lindas.
En la primavera, cuando toda la selva se viste de flores y mariposas, las jirafas hacen desfile de modelos.
Las hormigas cubren la tierra con pétalos de flores de muchos colores. Cuando terminan parece como si hubiera una alfombra multicolor.
Los elefantes ponen troncos de árboles a los costados del caminito para que sirvan de asientos.
Cuando está todo listo llegan los animales desde distintos lugares y las jirafas comienzan a desfilar muy coquetonas, luciendo sus mejores moños, corbatas y pañuelos.
Todos las aplauden y les regalan flores y besitos.
Pero una vez pasó algo que no les conté. ¿Saben que pasó?.
Un viento fuerte, pero muy fuerte, y además frío, pero muy frío, sopló por toda la selva. Y por ese viento y ese frío, ¿saben que pasó?.
A todas las jirafas les empezó a doler la garganta. Y como tienen el cuello muy largo, les dolía mucho y casi no podían hablar.
"¡Oh, pobrecitas!" -decían los hipopótamos- "El dolor de garganta de ellas debe ser tan feo como si a nosotros nos dolieran los dientes".
"¡Ay, Ay!" -se lamentaban los burros- "Cuanto dolor deben sentir. ¡Menos mal que el frío no nos enfermó nuestras grandes orejas!".
"Que suerte que yo estoy adentro de mi casita" -comentaba la tortuga.
"Có... Có... Có...  ¿Cómo podemos ayudarlas?" -preguntó el gallito, muy preocupado.
Entonces apareció el zorro que, como todos los niños y niñas de la selva saben muy bien, es el animal más astuto.
Se acercó hacia las jirafas y les preguntó: "¿Les duele mucho la garganta?".
Las jirafas bajaban y subían la cabeza para indicarle que sí, porque no podían hablar.
"Me parece..." -dijo el zorro- "que se me ha ocurrido una muy buena idea".
Todos los animalitos allí presentes abrieron los ojos muy grandes, especialmente los búhos que ya tienen los ojos grandes.
"Y ¿Cuál es la idea?" - le preguntaron todos al zorro.
"Es muy sencillo" -contestó - "todos vamos a colaborar para hacer algo parecido a los pañuelos pero mucho más largo y de lana para que sea abrigado. Se lo enroscan en el cuello y así el frío no les hará nada".
"Muy buena ocurrencia, señor zorro" -le dijo el loro- "y yo propongo que a ese abrigo para el cuello lo llamemos: BUFANDA".
"¿Bufanda?" - preguntaron todos los animalitos. "Y ¿Por qué?".
El loro se puso pensativo y caminaba de un lugar a otro, preguntándose: "¿Por qué?".
Luego de un rato pegó un salto y contestó con una sonrisa: "Se llamará Bufanda por es un nombre lindo".
"¡Tiene razón!" -dijo la vaca- "Es un nombre hermoso".
"Un nombre precioso" - dijo el cocodrilo.
"Un nombre fabuloso" -dijo la ardilla.
"Bueno, bueno, basta de hablar y por favor, comiencen a hacer las bufandas que nos estamos muriendo de frío" -dijo una jirafa con una voz muy bajita y ronca. 
Y así fue que todos los animales de la selva se pusieron a trabajar para confeccionar lindas, hermosas, preciosas y fabulosas bufandas para jirafa.
Y así fue como, desde ese día, las jirafas nunca más tuvieron frío y dolor en la garganta durante el invierno.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

LA PARED QUE MIRA AL MAR


Foto Google

Un sueño es el desarrollo de una conducta personal
ejecutada en un plano diferente de la conciencia;
un acto realizado en un lugar cuya existencia real nadie,
que esté en su sano juicio, puede llamar irreal.



El rey negro y blanco que gobierna este tablero, o país como algunos prefieren llamarlo, se cansó de la música pop que sale de su ropero.
Por eso ordenó la construcción de un puente que una la tierra con el cielo.
Es dudoso que lo use porque sufre de vértigo.
Así que sólo esperamos que suba unos pocos escalones para alejarse del sonido.
El encargue es ciclópeo, lo sabemos, pero propio de su majestad, toda vez que su siesta es interrumpida. A la fecha, contamos con veintinueve puentes similares.
No nos disgusta complacerlo. Lo tomamos como una misión imperial de carácter lúdico y mágico que, alguna vez, esperamos llegar a comprender y a aprovechar.
Por ahora, construimos.
Pero no todos.
Hay siete aguardando que zarpe el barco, fabricado por ellos mismos con corchos y botellas de plástico, que los llevará muy lejos de aquí.
Son los que, sentados sobre la cubierta, confiados en que el viento soplará fuerte y desplegará las velas, aturden al rey cantando música pop detrás del ropero apoyado sobre la pared que mira al mar.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

INFORME DE UN PERIPLO


Foto Google

Muchas cosas pueden dar satisfacción en este mundo,
pero el verdadero conocimiento de sí mismo
es la mayor de las conquistas.

Desplegamos las velas de punta a punta, con orgullo, con valentía. 
Pero un abismo nos separaba de los navegantes expertos y cautelosos.
Éramos jóvenes.
Cada nuevo viento que soplaba nos arrastraba donde quería. Creíamos ser los que ordenábamos el curso pero no, eran ellos, los vientos.
Así pasamos los años juveniles entre brisas y tempestades, hasta que en una noche densa, parecida a nuestra ceguera, nos estrellamos sin remedio.
Lejos de casa, engreídos viajeros sin brújula, ahora estábamos solos y perdidos.
Ese día abrimos los ojos y al vernos reflejados en el agua sentimos vergüenza por la irresponsabilidad de tantos años.
Lloramos y pedimos ayuda.
Nadie se interesó.
Si no fuera por el niño que nos nació, nunca hubiéramos encontrado alivio.
Él nos devolvió la esperanza, nos vistió de responsabilidad.
Ahora esperamos en DIOS rogándole que lo haga más inteligente que nosotros.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

BUSCANDO UNA SALIDA

Foto Google

Ella se da cuenta que, al fin y al cabo, él salió a flote.
Pero insiste en encontrar una salida distinta.
Mira a todos los costados y no ve más que un horizonte sin fin.
Se pregunta hacia donde ir, cómo asegurarse un destino sólido.
Pasa los interminables días cargada de angustia, con la mirada perdida, con la cabeza llena de imágenes, de recuerdos, de esperanzas.
Sabe que un milagro sería lo apropiado.
Pero no quisiera necesitar un milagro.
Entonces cavila con la mismísima profundidad de un océano sobre el día de mañana.
Lo recuerda a él saliendo a flote pero se resiste a hacer lo mismo.
Y sigue sola, sobre un pequeño bote que se está desmantelando poco a poco, muerta de sed y hambre, en medio del océano, casi loca, planteándose todo el tiempo si no sería mejor terminar como él, muerta, flotando en el agua.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

NEGRITA NIEVES Y LOS SIETE GIGANTES

Foto Google


En un lejano bosque que no sé dónde queda porque nunca pude llegar, me contaron que hay una pequeña casita de paredes de tejas y techo de ladrillo, con dos puertas del lado de afuera y cuatro del lado de adentro, cinco ventanas grandes y un jardín de verano adelante y otro de invierno atrás.
Allí vive la señorita Rosa Jazmín Margarita Alelí Petunia Sánchez Pereira Nieves, más conocida por todos como “Negrita Nieves”.
Lo de Nieves es por su último apellido y lo de negrita por su rostro moreno.
Es muy coqueta. Le gusta llamar la atención de todos en el bosque. Pero como en el bosque no hay nadie que la mire, sólo los animalitos, entonces se pone una pollera amarilla con una blusa violeta y zapatos rojos, o un vestido de rayas verdes y naranja con unas sandalias fucsias.
Igual ella es feliz porque cree que todo le queda bien.
Su único problema es el pelo. Tiene muchos rulitos y le lleva tiempo peinarlo. Por eso es que no lo peina, se pone unos pañuelos y listo.
Por la mañana, muy temprano, casi de madrugada, a las 11,30 más o menos, Negrita Nieves se levanta a desayunar.
Va hacia el supermercado, que ella misma puso allí, para comprar la leche. Eso sí, leche fresca. Tan fresca que la consigue ordeñando a la vaca que tiene guardada en la heladera.
Después compra un alfajor de chocolate con dulce de leche, dos porciones de torta de frambuesa, un sándwich de jamón y queso con tomate, lechuga, mayonesa y salsa golf, y un paquete de galletitas de agua por si se queda con hambre.

UNA CONVERSACIÓN MAÑANA

Foto Google

Todavía el sol no se había recostado totalmente.
Él disfrutaba los últimos versos de un poema de Ansel Hollo acompañado por un equilibrado cielo matizado de rojo.
Lo emocionó el final.

-Permiso, Señor.
-Pase, por favor, Comandante.
-Gracias, Señor.
-¿Y?, ¿Cómo marcha el trabajo?
-Despacio pero firme.
-¿Cuánto hicieron hoy?
-Calculamos que un cuatro por ciento.
-Es cierto, va lento.
-Podríamos ir algo más rápido pero Usted dio la orden...
-Sí, sí. La estructura edilicia se debe conservar. Será útil.
-Tarde o temprano se acaba. Cortamos el agua, el gas, no hay alimentos...
-Sí, sí. ¡Muy bien! Lo que pasa es que soy algo impaciente y, además, no me resulta muy gratificante.
-Hay que hacerlo, Señor.
-Hay que hacerlo. ¡Oh, Dios!
-Ya reservamos cien mil en la colonia. Allí todo será programado conforme la necesidad.
-Terminen lo antes posible. Me agota esta espera.
-Vamos tan rápido como podemos. Lo que pasa es que se han organizado, tienen alguna que otra arma, están escondiéndose en túneles. No es tan fácil.
-¡¿Quién hubiera dicho que la perfección tecnológica nos iba a llevar a esto?!
-Señor, los pobres estaban destinados a desaparecer. Ya hay reemplazo. Listo.
-Lo felicito. Está prestando un gran servicio al gobierno.

Ahora aparecían las primeras sombras de la noche.
Tras el humo de su cigarro, releyó los últimos versos de “Destino manifiesto”:

“...disfrutar una tarde tranquila, sumamente agradable,
observando cómo la ultísima técnica militar
elimina la pobreza del mundo
en su forma más obvia: los pobres”.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor