viernes, 10 de mayo de 2024

 

LA VERDAD SOBRE TODAS LAS COSAS HUMANAS… Y NO TANTO

© Daniel Adrián Madeiro

7 (siete)

La aparición de la radio ganó un espacio fundamental en la tarea de entretenimiento (distracción) y noticias (adoctrinamiento).

Durante la segunda guerra mundial (incluso antes) millones de alemanes escuchaban en la radio consignas del partido gobernante y aun los propios enemigos (una vez invadidos) eran amedrentados por ese medio con la divulgación de noticias alarmantes en su propio idioma.

Finalmente, la televisión e internet resultaron ser la frutilla del postre, la maquinaria perfecta del dominio mundial, 

monopolizados por pocos dueños.

El ácido gástrico en mi estómago me anuncia el comienzo de un intenso malestar.

No debería haberme dedicado a ver la realidad sin tener piedad de mí mismo. 

Mi madre tenía razón cuando, ya hace treinta años o más, decía que no miraba los noticieros para no amargarse. Sólo miraba programas cómicos. 

Yo guardaba cierto disgusto ante su actitud.

¿Quién dirá dónde está el equilibrio?

El mundo se apagará, tarde o temprano, y sería mejor no pensar en ello.

No tengo el remedio ni me parece que pueda existir.

-La gente es una mierda…-.

“Somos una mierda” (debo incluirme, no por acción directa en empeorar las cosas sino por omisión).

¿Quién me mandó a leer a Kant?

“¡Es tan cómodo ser menor de edad!. Si tengo un libro que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo. Con sólo poder pagar, no tengo necesidad de pensar: otro tomará mi puesto en tan fastidiosa tarea”.

“Si tengo un libro, un pastor, un  médico… que piensan por mi…”.

Hemos amado la ley del menor esfuerzo desde el inicio de la humanidad y entregamos el mando a líderes para que se ocupen y nos digan hacia dónde; pronto comprendieron su poder sobre el resto y acá estamos, sin salida.

Los ojos se me abrieron a la tarde, hoy a la tarde, para recordarme las múltiples razones para la tristeza que venía queriendo esquivar.

Un vaso de vino me vendrá bien, me ayudará a dormir sereno.

Puede que mañana comience a abandonar la costumbre de pensar en tantas boludeces al pedo.

F I N


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