lunes, 11 de febrero de 2013

INFORME DE UN PERIPLO


Foto Google

Muchas cosas pueden dar satisfacción en este mundo,
pero el verdadero conocimiento de sí mismo
es la mayor de las conquistas.

Desplegamos las velas de punta a punta, con orgullo, con valentía. 
Pero un abismo nos separaba de los navegantes expertos y cautelosos.
Éramos jóvenes.
Cada nuevo viento que soplaba nos arrastraba donde quería. Creíamos ser los que ordenábamos el curso pero no, eran ellos, los vientos.
Así pasamos los años juveniles entre brisas y tempestades, hasta que en una noche densa, parecida a nuestra ceguera, nos estrellamos sin remedio.
Lejos de casa, engreídos viajeros sin brújula, ahora estábamos solos y perdidos.
Ese día abrimos los ojos y al vernos reflejados en el agua sentimos vergüenza por la irresponsabilidad de tantos años.
Lloramos y pedimos ayuda.
Nadie se interesó.
Si no fuera por el niño que nos nació, nunca hubiéramos encontrado alivio.
Él nos devolvió la esperanza, nos vistió de responsabilidad.
Ahora esperamos en DIOS rogándole que lo haga más inteligente que nosotros.

Daniel  Adrián  Madeiro

Copyright © Daniel  Adrián  Madeiro.
Todos los derechos reservados para el autor.

No hay comentarios: